La
Infanta Cristina recibía de Aizoon cada semana entre 600 y 700 euros por unos
servicios que no se han llegado a detallar.
La hija del Rey cobraba de la
inmobiliaria por la presentación de facturas como si fuera un proveedor más. La
Infanta, según el sumario, ganó en tres años a través de esta empresa no menos
de 510.000 euros. La Infanta tenía que saber que Aizoon no había alquilado ni
vendido un piso en su vida.
Aparte, la Infanta Cristina recibía
72.000 euros del Rey y cobró 250.000 de La Caixa en 2004. La infanta Cristina
es directora del Área Social de la Fundación La Caixa, entidad para la que se
supone que trabaja, aunque viva en Guachintón y no acuda a oficina ninguna.
Según afirman la Fiscalía, el abogado
y su marido, la infanta Cristina sufre cierta disminución psíquica, o quizá es
analfabeta.
Porque una mujer que firmaba cuentas
anuales y presentaba cada semana facturas de 600 euros firmadas por ella misma
a una sociedad inmobiliaria que en la vida alquiló o vendió un piso, y no se
dio cuenta de que era una tapadera fiscal, no está, evidentemente, en pleno uso
de sus capacidades. O quizá no sabe leer.
Si la infanta Cristina es disminuida
psíquica o analfabeta -como afirman su marido, el abogado de su marido y la
Fiscalía Anticorrupción- que alguien me explique a santo de qué es Directora
del Área Social de la Caixa y por qué cobra 250.000 euros anuales por un
trabajo que, está claro, no está en condiciones de realizar.
Según su abogado, y según su propia
declaración, el cociente intelectual de Iñaki Urdangarín debe rondar los 70
puntos dado que firmaba papeles que le incriminaban pero él no tenía ni idea de
lo que firmaba. Y además, tiene un problema cognitivo muy serio porque no
recuerda prácticamente nada de lo que hizo hace dos años.
Por cierto, Iñaki es sordo, o eso alegó
cuando se libró de la mili. Si Iñaki Urdangarín es bobo y no tiene siquiera
acabada la carrera de empresariales, aparte de tener un serio problema
cognitivo, que alguien me explique por qué trabaja en Telefónica con un sueldo
de 1,4 millones de euros anuales y por qué Telefónica le paga su mansión en
Guachintón, los colegios de los niños y los viajes a España. O sea, en total,
dos millones de euros anuales.
Si Iñaki Urdangarín es más corto que el
pelo de Sinéad O’Connor, como según él mismo se presenta, y tiene un serio
problema cognitivo de ubicación en el espacio-tiempo, no me explico por qué se
le pudieron conceder 17 MILLONES DE EUROS del erario público por la cara sin
necesidad de que se presentara a concurso público alguno.
Y en fin, si respecto a Iñaki
Urdangarín ha reconocido el propio Rey que le pidió a César Alierta en su
momento que alejara a su yerno de España y del escándalo que se avecinaba, es
evidente que tanto el Rey como el Presidente de Telefónica son culpables de
haber encubierto un delito.
El argumento de “nos sale más barato
tener Familia Real que un presidente de la República” no se sostiene, dado que
el mantenimiento de la tal Familia nos sale a todos los españoles por un pico:
Los Presupuestos detallan un gasto de
25 millones, pero mantienen en secreto las partidas que pagan los ministerios
de Hacienda, Interior y Defensa. A ello hay que sumar 34 millones para
conservación de palacios y jardines (Por cierto: se consumieron en el ejercicio
2010-2011 unos 8,5 millones de kilovatios de electricidad y unos 27 millones de
euros de gas, así como 0,2 millones de litros de agua. Se recibieron unas
700.000 llamadas telefónicas y se ingresaron hasta 1,8 millones de euros por la
venta de un helicóptero que estaba en leasing. Se gastaron unos 120.000 euros
en limpiar candelabros, otros 16.800 en instalar un sistema para proteger las
botellas de vino de las bodegas de palacio y otros 550.000 en una sala privada
de cine. Para que os hagáis una idea).
Pero incluso si se sostuviera ese
argumento de que "la Monarquía nos sale muy barata” (que no se sostiene por
parte alguna) díganme ustedes si es moral que tengamos que mantener los
dispendios de unos señores entre todos solo porque nacieron en una familia y no
en otra.
Cuando tenemos un Rey que por lo visto
encubre delitos y cuya fortuna de 1.790 millones de euros nos resulta cuanto
menos sospechosa, dado que siempre nos han contado que la Familia Real española
carecía de recursos económicos propios; que durante el exilio sobrevivieron
gracias a la ayuda de las familias monárquicas; y que, tras la coronación de
Juan Carlos I, los Borbones se mantenían con fondos del erario público y eran
un ejemplo de austeridad en comparación con otras casas reales.
Cuando su esposa, la Reina Sofía, no
tuvo reparos en confesar a Pilar Urbano (numeraria del Opus Dei), para que lo
publicara en el libro La Reina muy de cerca, que está en contra del matrimonio
entre homosexuales, el aborto y la eutanasia, pero a favor de la impartición de
clases de religión en las escuelas, es decir que está en contra de la mitad de
los ciudadanos españoles, los cuales, naturalmente, están en su derecho de no
reconocerla como “su” Reina.
Cuando la hija mayor, Elena, cae mal a
todo el mundo, es famosa por su mala leche y no nos representa en ninguna
parte.
Cuando su hija menor, Cristina, según
nos cuenta su propio marido, el abogado y la Fiscalía Anticorrupción, ronda el
cociente intelectual de una niña de dos años, dado que ni siquiera es capaz de
leer lo que firma, y se ha casado con un señor que se reconoce a sí mismo
también como un débil mental, a quien le engañan con un dos de pipas.
Cuando su hijo, el Príncipe, ni cae ni
bien ni mal sino todo lo contrario, pero fama de listo no tiene precisamente.
Cuando resulta que la única que cae
bien de la Familia (pero que no lleva sangre de la Familia) parece que lleva
tiempo enferma, pero nadie nos lo quiere confirmar.
Y cuando nos han dejado claro que, por
ser quienes son, les colocan en puestos para los que no están ni de lejos
capacitados, y les regalan dinero del erario público en cantidades bochornosas
sin que tengan que pasar por concurso público ninguno. (La Infanta Elena cobra
200.000 euros anuales por “integrar laboralmente a personas discapacitadas y
niños con problemas de exclusión”. ¿No habrá personas con más formación y con
salarios más económicos para este empleo? ¿Qué sabrá la infanta de integrar
laboralmente a personas discapacitadas que no sean miembros de la realeza?).
O sea, que les tenemos que mantener
porque tienen unas niñas muy monas que quedan muy bien en las fotos. Y no
porque nos salgan más baratos que una República, porque resulta que nos salen
carísimos. Pues resulta que yo tengo una niña preciosa y fotogénica y mis
impuestos al día. Dado lo cual, me postulo para Reina, Princesa o Infanta ya
mismo.
Y todavía no he acabado la diatriba,
que conste. Lista de las facturas personales que constan en el sumario del caso
Nóos. En esto se gasta la infanta los impuestos de los españoles:
- Gastos de los móviles de la familia:
16.000 euros en cinco años (¿llamaban a Pekín cada tarde o qué?).
– Alquileres de coches: 48.000 euros.
– Catering de comida japonesa para una fiesta: 5.000 euros.
– Acondicionamiento de la bodega del palacete de Pedralbes: 30.000 euros.
Compras de partidas de vino de Baigorri (6.500).
– Más de 6.000 euros por estancias en hoteles de Roma, África y Estados Unidos.
– 2.114 euros de vuelos entre Minneapolis y Baltimore.
– Una vajilla de 1.741 euros y compras personales de la propia Cristina de
Borbón.
…Y no sigo con toda la lista porque el
sumario tiene 4.000 folios. Todo esto, claro, pagado con dinero público, y no
precisamente el dinero que España paga al Rey “para el mantenimiento de su casa
y su familia”.
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